Un niño soñó que liberaba a un genio que estaba encerrado en una botella. El genio, agradecido, le concedió la realización de un deseo.
El pequeño pidió ser rey del mundo. Cuando despertó se encontró sentado en un trono.
Comenzó a dar órdenes. “Es triste ver los ríos fluir siempre hacia el mar. Cuando se les antoje podrán navegar contra su propia corriente…
Una vez por semana las piedras recibirán prestadas las alas de los pájaros para que vuelen por el cielo…
El pasto no crecerá sólo en la tierra sino también en las lenguas. Las bocas dejarán de insultar para derramar hojas verdes…”
Después de dar otras mil órdenes, el niño rey, cansado, se bajó de su trono, lo talló con un cuchillo, lo convirtió en caballo de madera y cabalgó en él hasta atravesar la frontera e internarse en el bosque de los sueños.”
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