Hay un lugar hacia el que podemos volver los ojos cada dia y reconocer lo misterioso, el más allá: el firmamento estrellado.
És esta una contemplación que manifiesta el eterno afán de trascendencia. Estamos ante una verdad tópica, demasiado evidente.
Pero resulta que vivimos en unos tiempos en los que hasta lo más evidente es invisible.
Hoy apenas miramos el universo estrellado y, si alzamos los ojos hacia él, no lo vemos.