Hay una tendencia a pensar que la tierra natal es el centro del mundo. Esta idea es negativa y ciega cuando es fruto de la pasión y de la ignorancia, de la exclusión, del no conocer otra realidades. Sin embargo, la idea de que la propia tierra es el centro del mundo es cierta y segura cuando nace del conocimiento absoluto de la realidad, del saber que todo ser humano -cielo arriba, tierra bajo sus pies- se hace las mismas preguntas en cualquier lugar del planeta. En este sentido, nada esencial hallaremos en otras tierras que no podamos encontrar en la nuestra, en la que nos vio nacer.
divendres, 19 de novembre del 2010
Tratado de armonía (Antonio Colinas)
Hay una tendencia a pensar que la tierra natal es el centro del mundo. Esta idea es negativa y ciega cuando es fruto de la pasión y de la ignorancia, de la exclusión, del no conocer otra realidades. Sin embargo, la idea de que la propia tierra es el centro del mundo es cierta y segura cuando nace del conocimiento absoluto de la realidad, del saber que todo ser humano -cielo arriba, tierra bajo sus pies- se hace las mismas preguntas en cualquier lugar del planeta. En este sentido, nada esencial hallaremos en otras tierras que no podamos encontrar en la nuestra, en la que nos vio nacer.
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